En 1981, una nueva enfermedad apareció en Estados Unidos.
A medida que se extendía, el miedo y la confusión se infiltraba en el país. El “raro cáncer” infeccioso desconcertó a los investigadores y generó sospechas, pero la preocupación no era la misma para todos. Muchos temían el contacto con los enfermos. Otros, en particular pero no exclusivamente gays, temían por sus vidas y por las vidas de sus seres queridos.
Las reacciones a la enfermedad, que pronto se llamó sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), variaron. Los primeros en responder cuidaron a los enfermos, lucharon contra la homofobia y promovieron nuevas prácticas para mantener saludables a las personas. Los científicos y los funcionarios de salud pública tuvieron dificultades para entender la enfermedad y cómo se propagaba. Los políticos permanecieron en silencio hasta que la epidemia creció demasiado como para ignorarla. Los activistas exigieron que las personas con sida fuesen parte de la solución.
El título Sobrevivir y prosperar proviene de un libro escrito en 1987 por y para personas con sida, que insistía en que se podría vivir con el síndrome, no sólo morir debido a él. Esta exposición presenta sus historias junto a las de otros involucrados en la crisis nacional del sida. Escúchelos y piense sobre la relación siempre cambiante entre ciencia y sociedad.